Se necesita la práctica

Se necesita la práctica

San Francisco de Sales decía: “No seas tú como el letrero que dice que a 500 millas está la playa; pero el letrero en sí, nunca ha ido a la playa.” 

En el ámbito de la espiritualidad, es indispensable la práctica, no basta sólo con la teoría; es necesario emprender el camino de la práctica, es necesario tener el espíritu de quien se arroja a emprender el camino con valentía; aquel que Jesús encendió en Pedro, cuando le dijo: “Rema mar adentro y echa las redes.”

Muchos de nosotros nos enfocamos en entregar conceptos, normas y teorías en el camino de la fe, pero poco vamos nosotros o llevamos a nuestros interlocutores al taller de la práctica.

¿Cuántas veces tras una consejería, se escucha el consejo: ¡sólo ora y verás!? Pero, ese cristiano sediento de consejo que iba tan ilusionado de encontrar una respuesta certera a su problema o inquietud, sale desconcertado y de cierta manera decepcionado, porque le dieron la fórmula, la receta, pero no le enseñaron cómo aplicarla. Es necesario enseñar la práctica, acompañar en la acción y enseñar a procesar la información para que crezca el espíritu y sane el corazón. Es necesario tomar de la mano y comenzar a practicar con quien quiere emprender el camino, pero no sabe cómo hacerlo.

Recuerdo con precisión el texto cuando el Señor se dirige a los fariseos con aquella parábola del padre que tenía dos hijos, diciendo que le dijo a uno de ellos que fuera a trabajar a su viña y este le contestó: ¡sí padre yo iré!, pero no fue; y luego le dijo al otro: ve hoy a trabajar a mi viña y este último le contestó: ¡no iré!, pero después cambió de parecer y fue.  No son los emocionalismos los que nos hacen crecer, ni tampoco sólo las normas, la formación y el estudio, sino, sobre todo, la práctica de la espiritualidad, las obras concretas de acción. 

A orar se aprende orando y quizá orando de la mano de otro que ya sabe hacerlo, a ser misericordioso, se aprende practicando la misericordia con los necesitados; de manera especial metiéndonos dentro del sufrimiento de este mundo, y no aislados en nuestras burbujas de seguridad; a ser castos se aprende ejercitando el dominio propio y la templanza, etc. 

Bien nos dice Santiago: Muéstrame tu fe sin obras, que por medio de mis obras yo te mostraré mi fe. No es posible decir que somos seres espirituales, si nuestros hechos y palabras no lo demuestran; y no sólo las palabras, sino los hechos y las palabras. Haz el ejercicio de la oración a diario, pero entra en la intimidad de tu cuarto, habla con Jesús, exponle tus problemas, tus proyectos, tus anhelos, lee un fragmento de la escritura, medítalo y luego sal a practicar lo que oraste; profundiza un poco más cada día en esa intimidad con Dios, y verás que en poco tiempo, desarrollarás poderosamente el músculo de la espiritualidad, para que sepas que la única manera de crecer en el espíritu, es practicando; no sólo leyendo o recibiendo normas e instrucciones sino practicando.

 

- Juan Alberto Echeverry

 

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