Te perdono, pero constantemente te recuerdo lo que pasó; te perdono, pero no lo olvido; te perdono, pero algún día sentirás lo mismo que yo. ¿Lo has vivido? Puede que sí, por lo que sabes lo difícil que es perdonar; sobre todo cuando estamos llenas de resentimiento y recuerdos negativos.
Vivir con resentimiento es como tener veneno por dentro; como cargar un inmenso costal a nuestras espaldas. Y como la mayoría no somos capaces de dar salida a la reacción emocional, esta ira reprimida causa severos males: ansiedad, cansancio, angustia, mal humor, incluso hasta enfermedades, ya que de una u otra forma somatizamos los sentimientos que no hemos procesado.
Perdonar es aprender a vivir el presente con amor, sin rencores ni resentimientos. Se trata de una decisión personal para ver más allá de la ofensa y ser capaz de comprender y ser compasivo con el otro. Por supuesto, lleva su tiempo y es un proceso que se va dando poco a poco. Pero ante todo, es una actitud personal donde se elige mirar al otro sin juzgarlo, algo que se convierte en una forma de vida.
Haz un alto en tu vida y piensa por qué debes perdonarte y a qué persona o personas no has logrado perdonar. Libérate de ese enorme costal, de ese veneno que te impide vivir en paz y en armonía. Recuerda, no necesitas del otro para perdonar. Para perdonar basta contigo mismo.
- Lucía Legorreta
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