Ni reyes ni magos

Ni reyes ni magos

NI REYES, NI MAGOS
P. Gerardo de la Rosa

Melchor, Gaspar y Baltazar. Llegaron de Oriente hasta Belén guiados por la estrella. Llevaban consigo regalos: oro, incienso y mirra. Encontrando el lugar, adoraron a Jesús. Y al poco, regresaron a su tierra.

Pero, ni eran reyes, ni mucho menos magos. Según el concepto que hoy tenemos de “rey” y “mago”.

En realidad fueron astrólogos, “hombres sabios” que se dedicaron a estudiar el cielo, las estrellas, los signos y movimientos que veían en la constelación. Y en aquella cultura, quienes a esto se dedicaban por lo general eran personas pudientes, de la alta sociedad quizás, según nuestros conceptos actuales. No les faltaba nada. Mucho menos el respeto de los demás.

Pero este hecho me sirve para compartir con ustedes dos reflexiones.

Una, la importancia y la dignidad que se les daba en su mundo, en su patria, en su entorno. Nosotros, tú y yo, vivimos en un entorno, en una cultura, en una sociedad. Pero llevamos una gran dignidad: la de ser hijos de Dios. Por esto es que también nosotros somos importantes.

Es para en verdad creérnoslo. Sí, somos bien importantes para Dios, es tal nuestra dignidad, pues llevamos en nuestro ser Su imagen. ¡Qué respeto le debemos a nuestra persona, a nuestro cuerpo y a nuestro espíritu!

Y lógicamente, qué respeto se merece la persona, cuerpo y espíritu de nuestro prójimo. Es esto lo que nos hermana.

Luego, me llama la atención que Melchor, Gaspar y Baltazar observaban el cielo. Siempre.

Atentamente. Esperanzados. Eran “sabios”. Pues quien aprende a mirar “a lo alto”, al cielo, es sabio.

¿Cuándo fue la última vez que elevamos nuestra mirada al cielo? Nos cambia la vida.

Cuando así lo hacemos vuelve a brotar en nosotros la esperanza, la confianza y la alegría.

Cuando elevamos la mirada decimos que queremos cambiar, queremos comenzar de nuevo, decimos: sí puedo. Volvemos a convencernos de que siempre hay otra oportunidad, de que lo mejor está por venir.

Comencemos este nuevo año revalorando nuestra dignidad de hijos de Dios; y clavemos nuestra mirada en el cielo, allá donde está toda nuestra esperanza.

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2 comentarios

Gracias padre por compartir estas palabras dw sabiduria ,me llena de emocion aprender e imaginar lo qie fue para ellos conocer a nuestro señor en su nacimiento ,bendiciones padre ..

Maria rosiles

Gracias padre Gerardo, por esta reflexión, Bendiciones .

Teresa

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