Jesucristo, desde el momento de su Encarnación, amó la Cruz, instrumento de salvación por voluntad de su Padre, “no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada” (Jn 8,29).
Jesucristo cargó la Cruz con el mismo amor con que amó la voluntad de su Padre, y cuando ya no tenía fuerzas para abrazarla, se clavó a ella y su cuerpo resucitó con la marca de la Cruz en las heridas de los clavos; “dijo a Tomás: ‘acerca aquí tu dedo y mira mis manos; extiende aquí tu mano y métela en mi costado’” (J, 20,27), porque sin la Cruz no hay salvación.
Santa Elena la halló en el monte Calvario, desde entonces se convirtió en la reliquia de las reliquias, por ser el trono del Rey de reyes y empezó a ser venerada en la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén y de la santa Cruz en Roma.
El calendario litúrgico reserva la fiesta de la Exaltación de la Cruz; ¿por qué? Porque la cruz en nuestras vidas no es una maldición, unida al dolor de Cristo es un sufrimiento redentor, es la escalera que peldaño a peldaño nos eleva con Cristo en una purificación gradual que termina en la unión con el Amor. “Con Cristo he sido crucificado y ya no vivo yo, es Cristo que vive en mí” (Gal 2,20).
La Virgen de los Dolores, al pie de la Cruz, nos recuerda que cuanto más cerca de la Cruz estamos, más cerca de Cristo vivimos, pues la santidad es la imitación de Cristo en su amor obediente hasta la muerte y muerte de Cruz.
6 comentarios
Gracias padre muy interesante la info
Gracias por el mensaje para darle sentido al dolor ante la muerte de mi querido hijo
I needed that message today.
Thanks
Gracias, es agradable recibir estos mensajes llenos de sabiduria eterna.
Que hermosa enseñanza, hay que amar la Cruz y cumplir la voluntad de nuestro padre Dios, no es fácil seguir los pasos de Jesucristo pero hay que tratar día a día de imitar su caminar y amar nuestra cruz así como lo hizo Jesús haciendo la voluntad de nuestro padre Dios, gracias padre Lorenzo Gómez, Bendiciones