Entrando al tiempo ordinario

Entrando al tiempo ordinario

Entrando al tiempo ordinario
Padre Kevin Meehan, L.C.

Los festejos ya han terminado. Las decoraciones de Navidad se han guardado, al menos que uno sea procrastinador. Se ha vuelto al trabajo y a la vida ordinaria. Igualmente la Iglesia. Hemos pasado de las solemnidades de Navidad, de San Juan el evangelista, de María Madre de Dios, de la Epifanía y del Bautismo del Señor para entrar en el ciclo litúrgico del Tiempo Ordinario.


La gran verdad y realidad de la Navidad es Emmanuel, “Dios con nosotros”. Dios ha querido entrar en el mundo, haciéndose uno como nosotros para entrar también en nuestras vidas individuales, como dice la carta a los hebreos: “Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo que a Dios refiere, y expiar los pecados del pueblo”.


Cristo quiere entrar en nuestra vida ordinaria con todo lo que es (alegrías, sufrimientos, esperanzas y dificultades) y quiere entrar como dice san Marcos al inicio de su Evangelio, con todo lo que Él es: “la Buena Noticia de Jesús, el Mesías, Hijo de Dios”.


Este es el deseo de Cristo, de Dios: entrar de nuevo en nuestras vidas con toda la fuerza de su buena noticia.


El Evangelio de san Marcos, con el que empezamos el tiempo ordinario, nos muestra ya desde el primer capítulo a un Cristo que enseña, predica, cura y echa demonios. Podemos pensar lo impresionante que era para los primeros que se acercaron a Jesús escuchar sus palabras ya que “enseñaba con autoridad”, o ver sus milagros ya que los enfermos y endemoniados “se apiñaban a la puerta” de la casa de Simón Pedro. Cristo sigue buscando hoy día entrar con fuerza en la vida de todos nosotros, solo pide que entremos al misterio de su persona con un deseo nuevo de encontrarnos con Él.


Una forma de encontrarnos de nuevo con Cristo ahora que vamos acompañándole a diario escuchando el Evangelio del día, es buscar una nueva forma de rezar. San Ignacio de Loyola, el autor de los ejercicios espirituales, frecuentemente invita a encontrarnos con el Cristo del Evangelio por medio de la contemplación u oración imaginativa, donde buscamos colocarnos en el escenario del Evangelio como una persona más, o como uno de los personajes del pasaje, y experimentar a través de la imaginación lo que es la escena, y más precisamente sentir la acción y persona de Jesús de forma que toque nuestra vida muy real y la transforme con su acción.


Mientras la grandes festividades de la Iglesia nos permiten experimentar las grandes verdades de nuestra fe, el Tiempo Ordinario de la liturgia nos ayuda a encontrarnos con el Cristo que quiere transforma nuestra vida ordinaria, muy real con todo lo que es. Es un tiempo que nos invita a caminar con Cristo como los primeros discípulos, y a través de la oración contemplativa/, experimentar lo que ellos vivieron que era la llegada de la Buena Notica a sus vidas. Así, la vida ordinaria se transforma en vida extraordinaria.

 

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1 comentario

Gracias por compartir estas palabras tan sabias , Dios lo bendiga ✝️🕯

Maria rosiles

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