El Rosario

El Rosario

El Rosario

Padre Lorenzo Gómez, L.C.


La Virgen María, Madre de Dios, se apareció a santo Domingo, le enseñó a rezar el Rosario en 1208 y le pidió propagarlo y utilizarlo como medio contra los enemigos de la fe. La oración del Rosario logró la conversión a la fe católica de muchos seguidores de la herejía albigense. 

   El Papa Pío V rezaba el Rosario en su capilla el 7 de octubre de 1571, mientras los cristianos y los turcos sostenían la batalla que determinaría la fe de Europa de los cristianos. Salió de su capilla para anunciar que los cristianos ganaron milagrosamente la batalla. Agradecido con Nuestra Madre, el Papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias y agregó a las letanías de la santísima Virgen el título de “Auxilio de los cristianos”. Más adelante, el Papa Gregorio III cambió el nombre de la fiesta a la de Nuestra Señora del Rosario.

    La Virgen santísima escogió el Rosario para vencer el mal y santificarnos rápidamente sobre el gran poder de los sacramentales y novenas. En apariciones posteriores, como Lourdes, la Virgen llevaba un Rosario. Según los escritos del beato Alano, la Virgen nos dejó 15 promesas para quienes lo reciten.

   De este rezo recibiremos cualquier gracia que le pidamos a la Virgen. Nos promete especial protección y además destruir los vicios, pecados y herejías. Podemos crecer en virtudes, prefiriendo lo divino a lo humano. 

    Seremos liberados de la desgracia para perseverar en la gracia. No moriremos sin los Sacramentos. Tendremos gracia y plenitud de luz. Seremos liberados pronto del Purgatorio y podremos  gozar en el Cielo de una gloria singular. 

    También la Virgen nos auxiliará en nuestras necesidades, tendremos a los santos como hermanos, seremos sus hijos amados y de Jesús.

     ¡Recemos el Rosario todos los días!

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