El alma del niño es la tierra suave que regala Dios al cuerpecito que le ofrecieron los padres, ellos plantarán las semillas de virtud que florecerán en las etapas venideras de la vida.
El niño es fruto del amor de Dios y del amor de los esposos. Todos los niños vienen nuevos e inocentes; son la imagen fresca de Dios, por eso inspiran gozo y comunican felicidad. El niño es frágil, llega con las manos vacías pero da todo, porque se da a sí. Da su sonrisa que es el lenguaje de los ángeles y cuando dice su primera palabra humana, “mamá”, es otra vez un angelito el que habló.
El niño cree todo porque piensa con su imaginación, no dejes por tanto de hablarle de amor. A los más grandecitos míralos como ángeles, pero vigílalos como demonios; así, al hacerse jóvenes, no dejarán la niñez.
Cristo se apartó a la soledad para ver a su Padre y luego pidió le acercaran a los niños para recordar al que vio. Si no hubiera niños tampoco habría madres, ¡imposible!, porque ellos y ellas son lo más parecido al amor de Dios. La mayor injusticia que se le puede hacer a un niño es provocarle tristeza. En este tiempo hazlos felices.
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2 comentarios
Padre Lorenzo, que hermosas palabras sobre los niños y el alma tan pura que poseen. Su forma tan especial de transmitir los mensajes nos ayuda a reflexionar y apreciar aún más el regalo tan grande que son los hijos. Gracias por sus enseñanzas.
Muy hermoso mensaje, no hay mayor verdad sobre los niños que esa. Dios nos habla a travez del Padre Lorenzo para que entendamos que nuestros niños son angelitos que Dios nos ha regalado.
Muchas gracias Padre Lorenzo.