Del dolor al propósito

Del dolor al propósito

¿Quién de nosotros no ha tenido que atravesar en algún momento de su vida por una situación dolorosa? Pérdidas, rupturas, desengaños, enfermedades, en fin, tantas vicisitudes que pueden llegar a visitarnos, dejándonos a su paso la inevitable presencia del dolor.  

Pareciera ser que este, fuera inherente a la realidad humana.  Y a nivel personal, efectivamente así lo creo.  El dolor hace parte de nuestra vida.  El dolor nos acompaña constantemente.  El dolor está presente en tantas y tantas vivencias que nos acontecen, que nos haría mucho bien aprender a enfrentarlo y pasar así del dolor al propósito.  

Pero, ¿qué propósito puede tener este vacío tan grande que estoy experimentando? ¿De qué me puede servir este sinsabor que me trajo la pérdida? ¿Acaso, algo bueno puede salir de lo que estoy viviendo?  Estas pueden ser solo algunas de las muchas preguntas que te puedes formular frente a este tema, pero hoy quiero decirte, de forma contundente, que sí, que el dolor se puede convertir en algo maravilloso; que puede llegar a ser tu mejor maestro; y que, en las Manos correctas, eso que hoy pareciera no tener sentido, puede transformarse en tu más grande oportunidad de crecimiento y superación.  

¿Cómo lograrlo?  Quiero resumírtelo en dos sencillos pasos:

  1.  Reconoce el origen de tu dolor. 

    No todos los dolores son iguales, y, por tanto, no todos provienen del mismo lugar.  Existen dolores que llegan como consecuencia de tus acciones y decisiones inapropiadas.  En otras palabras, dolores que tú mismo te has buscado.  Por su parte, otros dolores no tienen explicación humana; llegan de repente sin que tu voluntad o acción haya mediado en lo más mínimo. E identificar cuál es el tipo de dolor que estás enfrentando, será clave para transformarlo en oportunidad.  ¿Por qué? Porque si tu dolor es un dolor consecuente, aquello en lo que necesitas trabajar es en su causa.  ¿Qué te llevó a tomar esa decisión? ¿Qué te condujo a actuar de esa manera? Y lo que es más importante: ¿qué puedes hacer para que esto no te vuelva a ocurrir?  ¿Has escuchado aquella frase que dice que de los errores se aprende? Pues bueno, en este caso aplica perfectamente.  Por su parte, si tu dolor no tiene explicación alguna, igualmente podrás encontrar propósito en él, porque allí, en lo que tendrás que trabajar no es en algo que tú hiciste, sino en algo que tú necesitas hacer: aprender a confiar y a descansar en la providencia de Dios.  Y esto nos lleva precisamente al segundo punto.  

  2. Deja que Dios le dé sentido a tu dolor.  

    Existen muchas cosas que humanamente no vamos a entender.  Aspectos que se salen de nuestra comprensión.  Pero, en medio de la impotencia que podemos experimentar ante estos, la confianza y el pleno abandono en las Manos de Dios, puede convertirse en nuestra más grande herramienta de superación.  No sé por qué estoy viviendo esto Dios mío, pero lo que sí sé es que tú estás detrás de todo obrando para mi bien (Ro 8,28).

Aunque no puedas entenderlo. Aunque te cueste asimilarlo, Dios es especialista en escribir derecho en renglones torcidos.  Lo único que debes hacer es entregarle a Él tu dolor, y permitirle convertirlo en un pretexto de su parte, para acercarte más a Su Corazón.  Y precisamente allí, habrás pasado del dolor al propósito.  


Elízabeth Guerra Gómez

 


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1 comentario

Me gusto mucho este escrito, porque muy pocas veces nos detenemos a entender el porqué de los problemas dolores tan fuertes que vivimos, yo tengo una hija que perdió sus riñones a lo 24 años se me serró el mundo, dos anos más tarde muere mi madre y yo me accidento camino verla, me quebré un brazo y otros golpes más, y no le di el último adiós. Después de 2 años me diagnosticaron con cancer de mamá, y ahora mi esposo pierde sus riñones, y a pesar de todo eso todos seguimos con vida, así que este escrito me va a servir mucho, más de lo que, la señora Elizabet Guerra se imagina, empezare a trabajar para encontrar la La Paz y a prender a dejar en las manos de mi señor mis dolores, y mi familia muchas gracias bendiciones.

Luz

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