Jesucristo es el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas. La Segunda Persona de la Trinidad se encarnó para salvarnos. Si Jesús no fuera Dios no podría salvarnos, solo Dios salva; tampoco nos salvaría si no fuera Hombre, pues nuestro pecado, al ser ofensa contra un Dios infinito, exige una deuda humana de valor infinito que solo Dios puede pagar; ¿cómo esto es posible? Cuando las Naturalezas divina y humana se unen en la Persona de Cristo, el Hijo de Dios nos puede salvar, porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Jn 3,16). Jesucristo es igual a nosotros, en todo menos en el pecado. Jesucristo es un misterio capaz de ser entendido, amado e imitado por su semejanza con nuestra humanidad.
En el librito, Avisos sobre Jesucristo, presento pinceladas de la personalidad de Jesús que dibujan sobre el misterio de la unión hipostática (la unión de naturalezas en la Persona de Cristo), lo hago con el deseo de entusiasmarte por Él hasta desear dejarlo todo, aún la vida, con tal de poseerlo en el corazón y morir por Él. Encontrarás pensamientos fruto de la oración, la reflexión, la experiencia personal inspirados por el Espíritu Santo. Quisiera que al ir considerando cada frase sobre Jesucristo, terminaras enamorado de Él: Camino, Verdad, Vida y Fuente de felicidad.
Lee cada pensamiento rápido, si quieres, pero digiérelo despacio; como la Madre santísima que guardaba todas las experiencias de Jesús en su corazón y las imitaba.
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